La adolescencia es una etapa difícil en la vida de todos y a veces la convivencia se trasforma en un discutir con tu hijo adolescente continuamente. Nos preguntamos mil veces como solucionar las cosas de forma distinta, nos prometemos tener más paciencia, nos dejamos llevar hasta estados de ansiedad que nos crean gran malestar y nos preguntamos continuamente hasta cuando va a durar esta situación.
La buena noticia es que la adolescencia es una etapa de transición hacia la madurez y que tarde o temprano vuestro hijo habrá terminado esa transición, la otra buena noticia es que mayoritariamente en todas las familias con adolescentes lo habitual es discutir con tu hijo adolescente…Si, hasta en la mía.
Hoy he discutido con mi hija adolescente… si si, no pongáis esa cara de asombro…queda confirmado que los psicólogos/as también discutimos con nuestros hijos de vez en cuando (a veces demasiado) y con nuestras parejas y, si me descuido, hasta con el gato…Bromas aparte, las discusiones forman parte en cierta medida de esta etapa y de la vida en general, aunque es importante saber discutir sin pelear, sin traspasar determinados límites, saber llegar a negociaciones y sobre desarrollar nuestra inteligencia emocional para saber gestionar las emociones de ira, frustración, decepción…que nos embargan después de una discusión con un ser querido.
Y cuales son las emociones que predominan en nosotros después de discutir con tu hijo adolescente?? Por mi experiencia en consulta y como madre, podríamos decir que las emociones mas comunes después de discutir con tu hijo adolescente serían en primer lugar un sentimiento profundo de frustración por no haber podido encontrar otras herramientas para llegar hasta nuestro hijo, por no conseguir lo que nos habíamos propuesto…A veces, esta frustración no resuelta da como resultado intensas emociones de ira, rabia y enfado contra nosotros y contra nuestro Otra de las emociones que predomina es la tristeza…pensamientos del tipo esto no lo aguanto, este chico me está haciendo mucho daño, vivir así no merece la pena, recrearnos en determinadas frases que se han dicho con el objetivo de hacernos daño… Junto con estas emociones, la sensación de impotencia también se convierte en otro frente de malestar…pensamientos como haga lo que haga siempre acabamos igual, se acabó que haga lo que quiera…
Si, discutir con tu hijo adolescente a veces se convierte en algo que emocionalmente nos crea un gran malestar, pero de nada sirve recrearnos en estas emociones dañinas…somos humanos y como tal somos imperfectos. Todos cometemos errores en algún momento, lo cual no nos hace peores personas y a veces, ni siquiera mejores, porque no logramos aprender de ellos…Pero también somos padres y eso significa que debemos aprender que las discusiones vanas no tienen ningún sentido para la educación de nuestros hijos. Este sería el primer punto a analizar…¿tienes como padre-educador un objetivo claro a la hora de discutir con tu hijo adolescente? Siempre debemos plantearnos cuales son las metas que queremos alcanzar en una discusión pues sin ellas la discusión se convierte en un asunto de a ver quien puede mas…gritar más, tener mas razón, tener más aguante, tener más….
Otra de las cosas en las que debemos trabajar una vez acabada la discusión es en gestionar nuestras emociones puesto que de lo contrario nos las llevaremos con nosotros allá a donde vayamos y afectando a todo lo que hagamos y a nuestra visión de todo lo que nos rodea. Lo primero que intentamos hacer es analizar mis emociones, darme cuenta de que mi mal humor persiste y de que si no lo gestiono adecuadamente posiblemente acabará afectando a todo lo que haga en el día de hoy y también afectará a las personas que se crucen hoy en mi camino…así que identifico la emoción principal que me embarga que es la ira, el enfado o el mal humor …como queráis llamarlo…Esa emoción ahora mismo ya no cumple ninguna función y puedo intentar combatirla con la empatía hacia mi adolescente. Ponerme en su lugar y sus circunstancias e intentar comprender como se siente…no siempre va a gustarnos lo que hagan nuestros hijos porque sus prioridades no son las nuestras, sus valores probablemente están aun en formación y si algo sabemos es que nada se impone por la fuerza…pensar en sus muchas cualidades y en nuevas estrategias de afrontar la situación hace que mi atención se distancie del mal humor…El poner distancia psicológica de una emoción que ya ha dejado de cumplir su cometido hará que volvamos a recuperar el ritmo normal …A veces también nos pueden ayudar unos sencillos ejercicios de respiración, de relajación o de mindfunless.
No es fácil ser padres de un adolescente, pero a veces tampoco es nada fácil ser un adolescente…A veces estaremos desbordados por sus actitudes, sus contestaciones, esa incómoda distancia silenciosa que tanto dice…La solución no es abandonar, darse por vencido, mil veces nos caeremos y otras tantas seguiremos luchando…
Todos fallamos pero lo importante es que sepamos analizar porqué, tener buenas estrategias de comunicación , ser asertivos, practicar la escucha activa, poner en marcha la empatía hacia ellos, quererlos a pesar de todo…y no olvidarnos tampoco de nosotros mismos, cuidar nuestro bienestar, nuestros intereses personales y practicar la inteligencia emocional para que las emociones negativas no embarguen todo aquello que hacemos a lo largo del día…
Si sentimos que la situación se nos va de las manos y no tenemos los recursos necesarios para reconducirla, lo mejor es acudir a un profesional que analice la situación familiar en la que te encuentras y ponga en marcha todos los recursos necesarios para normalizar la relación.
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